lunes, 2 de julio de 2012

Otro universo antes del Big Bang

Ayer mi padre me remitió un artículo muy interesante que me dio qué pensar. Su título es "Un prestigioso físico asegura haber detectado otro universo antes del Big Bang."  Los detalles algo más técnicos se pueden leer en la noticia, yo me quedo únicamente con un sutil detalle, el dulce aroma que desprenden este tipo de teorías que tiran por tierra nuestras más firmes creencias, y es el de la duda. ¡Qué bueno y saludable es dudar! Qué bueno es tener la mente lo suficientemente abierta como para aceptar que quizá uno esté equivocado, que quizá el mundo no es como uno estaba absolutamente convencido de que era.
Me gusta la gente humilde, conocedora de que su mente no puede abarcarlo ni entenderlo todo y, por tanto, no puede estar segura de nada, y me asusta mucho, muchísimo, la gente segura de sí misma, incapaz de aceptar que pueda existir la más mínima grieta en sus convicciones. Este tipo de teorías son una victoria para los primeros y un toque de atención para los segundos. Confirman que están en un error aquellos con pensamientos absolutos, aquellos que creen que jamás se pueden equivocar. Lo grandioso de ellas es que rompen en mil pedazos la falsa seguridad que demuestra el ser humano y que tanto daño hace al mundo. Menos mal que hoy no nos dedicamos a condenar a los que las descubren, pobre Galileo, ¿o sí?


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